martes, 12 de mayo de 2009

Orwell Tenía Razón

El día de hoy, quiero declararme un imbécil. Admito con toda la sinceridad que puedo el haber ofendido a un hombre con ideas ejemplares. Difamé sus ideas, cegado por la burda concepción humanista que los socialistas suelen vender a los universitarios, pero que es tan atinada como inyectar cianuro para curar un dolor. Quiero decir que cuando estaba en la universidad consideraba a la novela “Mil Novecientos Ochenta y Cuatro” como un torpe acto propagandístico antisocialista, escrito por un soldado inglés con el simple y llano afán de convencer sobre las desventajas del sistema económico que traía una supuesta “esperanza” a los explotados del mundo. Y digo esto porque hoy, a mas de tres años de aquel acto, me doy cuenta que Orwell no tenía intenciones de difamar a los socialistas soviéticos. Por el contrario, buscaba alarmar a la población sobre el inmenso poder que tendría una “dictadura del proletariado” en un país como Inglaterra/Reino Unido, acabando con todo lo que entenderíamos como humanidad. Pero, vayamos por partes.

Primero, la forma en la que empezó todo. Hace un par de años, se me encomendó la tarea de leer a George Orwell como parte de un trabajo escolar. Dado que en esa época sentía una extraña pasión por conocer más sobre la obra de Marx y acababa de leer el “Manifiesto del Partido Comunista”, sentí como una agresión la tesis de Orwell. Imaginé que un soldado inglés (conservador, obtuso) habría escrito una novela para hablar mal de los socialistas. Incluso llegué a afirmar que la fama del libro se basaba en usar sus ideas como propaganda en contra de la revolución de Noviembre. Desde ese momento, odié a George Orwell.

Hace un par de días, me di cuenta (leyendo Boing Boing y Reddit) que el Reino Unido se vuelve una especie de estado como el que describía Orwell en su novela. Aun con la presencia de una democracia, elecciones libres y libre empresa, cada día se imponen controles mas severos sobre la población: cámaras de seguridad en las calles, detención de sospechosos en todo momento, revisiones, registros en cada vez mas y mas bases de datos, etc. El gobierno adquiere cada vez mas poder sobre la vida de cualquier inglés, irlandés o escocés promedio. Sin embargo, no se ha implantado la “dictadura del proletariado” que tanto proclamaba Marx. Y es en este punto donde entendí que el escritor hacía referencia a un par de aspectos que la humanidad no debe descuidar si desea mantenerse libre y coherente. Me refiero al poder.

En su novela, Orwell plantea dos verdades que me parecen universales en toda sociedad: es necesario delimitar quién adquiere poder y para que lo obtiene. En otras palabras, cada pequeño pedazo de poder es repartido de acuerdo a un objetivo muy claro y se tiene un responsable directo sobre tal encomienda. De lo contrario, puede quebrarse toda la estructura de la sociedad. Si la sociedad decide mitificar los objetivos de su lucha y compartir toda la responsabilidad del poder, abre la puerta a los peores vicios y corruptelas humanas.

Retomando la novela, Orwell escribe que todos los seres humanos han dejado atrás los sistemas económicos tradicionales, permitiendo que una especie de ente sobrehumana (mas no sobrenatural) asigne absolutamente todo (el gran hermano). De la misma forma, ese ente es quien vigila la convivencia pacífica de toda la sociedad, observando el comportamiento de todos y eliminando cualquier tipo de sublevación. En resumen, vigila a toda la sociedad para que se mantenga en ese “equilibro” que él dicta.

Lo que me permitió entender mejor la tesis de Orwell es este par de ideas aplicadas a la novela. Todos los seres humanos decidieron dejar en manos de este ente sobrehumano todos los objetivos de la civilización, sin un rumbo fijo ni procedimiento a seguir. Su sociedad busca el “bienestar”, pero el concepto se ha debilitado tanto con el paso del tiempo y las decisiones del gran hermano que ya no tiene sentido. Por otra parte, se ha mantenido en el poder, mostrándose como la única alternativa viable para que exista la sociedad, rechazando cualquier otra forma y afianzando todo el tiempo las bondades que la situación que él dicta.

La sociedad deja de funcionar, de acuerdo a 1984, porque los individuos dejan de existir. Cada ser humano sacrifica la poca humanidad que le quedaba al capricho de un ente cuasi-fantasmal. Regala todas sus libertades y derechos, en nombre de un progreso que no existe. Sacrifica toda su esencia en manos de un jefe que no tiene rostro ni objetivos claros. Regala su vida a un par de conceptos que recita por la mañana y por la noche. Si por algún motivo quiere recuperar su individualidad, es aplastado por el gobierno/estado/sociedad/mundo. Él ya no existe. Él solo forma parte de un entramado donde juega el papel de un engrane que gira sin objetivo alguno.

Más que difamar al socialismo, Orwell entendía que las sociedades no debían otorgar tanto poder a tan pocas manos. Las libertades son fundamentales para cada ser humano, y su estado de “individuo” debe permanecer sin importar el costo de mantenerlo. Si se decide otorgar esta libertad a un ente difusa, se pierde todo el control sobre la propia vida, libertad y destino, eliminando cualquier objetivo que se tiene en la tierra por hacer funcionar un engranaje de burócratas. Ésta es quizá la lección más importante de Orwell. Esto era lo que nos quería decir, antes de regalar nuestra libertado bajo la excusa de la “explotación”. El hombre nace libre, y debe luchar por su destino manteniendo esa libertad. Al sacrificarla, destroza su esencia y se pone a merced de cualquier tipo de poder, asumiendo las consecuencias de sus actos como un destino fatal.

Dejo un par de ligas que no me simpatizan de todo. Y lo digo porque no encontré los artículos que había leído e inspiraron parte de este post. Sin embargo, destaca una liga sobre como esta novela acabó con la vida del autor literalmente.

Ligas:

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